La cruz que corona el cerro Pan de Azúcar, a punto de llegar a sus 80 años, presenta un estado de total abandono y deterioro en su estructura, aunque permanece habilitada para la visita de lugareños y turistas.
Concebida en el año 1933, con sus 35 metros de altura sobre el cerro Pan de Azúcar, permite una observación sin igual del paisaje de toda la región.
Aunque instituciones u organizaciones no han alzado la voz por el deterioro de una construcción emblemática y de gran atractivo turístico, decenas de vecinos y visitantes nos han hecho saber la situación.
La cruz que se erige sobre el cerro Pan de Azúcar, visible desde varios kilómetros a la redonda, y verdadero emblema de la denominada Zona Oeste del departamento de Maldonado, presenta un alto grado de descuido, y lo que es más grave, de deterioro en su colosal estructura de hierro y cemento.
Días atrás, ascendimos hasta la cumbre del Pan de Azúcar para verificar las múltiples denuncias y muestras de preocupación, llegadas por distintas vías, tanto de residentes de la zona como de ocasionales visitantes. Fue merced al apoyo de la Base Aeronaval Capitán Curbelo, con asiento en Laguna del Sauce, que, transportó a este corresponsal en el helicóptero Wessex 081 hasta la cumbre de la mole de granito que domina la zona.
Allí se puede verificar que no solo el entorno de la base de la cruz de 35 metros está absolutamente descuidado, sino que la propia estructura de hierro y cemento, presenta un alto grado de deterioro.
Llegar a la cumbre del cerro Pan de Azúcar (tiene una altura de 423 metros , y es el punto más alto de los cerros que se ubican sobre la costa del departamento de Maldonado), siempre ha sido un desafío por cuanto no existe un camino delineado, sino que se asciende y desciende observando en distintos puntos, flechas pintadas en las rocas que conducen a la cumbre o a la falda.
Sin embargo, el entorno de la base misma de la cruz, se presenta prácticamente inaccesible por la presencia de gran cantidad de arbustos, espinas de cruz y un enorme volumen de residuos que dejan los propios visitantes, y que demuestran que no existen acciones de mantenimiento regulares.
En el propio ingreso al interior de la cruz, donde se inicia la angosta escalera caracol que lleva hacia los brazos a través de 102 escalones, existe un profundo pozo -lleno de agua- apenas cubierto con una chapa de hierro. Apenas se inicia el ascenso hacia los brazos, donde pueden observarse paisajes inigualables a través de enormes ventanas, cómodamente sentado en largos bancos de cemento, aparecen al desnudo “los hierros” de la estructura e interminables manchas de color verde que, confirman el ingreso masivo de agua de lluvia y la permanente presencia de humedad. En el avance, se pueden constatar rajaduras y desprendimientos de material que siguen confirmando el alto grado de deterioro y abandono, que contrasta con miles de graffitis de todos los colores, estampados desordenada y desprolijamente por los visitantes.
Uno de los soportes del brazo (cada uno tiene 14 metros de largo) ubicado al Oeste, muestra una importante rotura.
Hace muchos años
En 2006, nos hicimos eco de una denuncia presentada ante la Junta Departamental de Maldonado, por el edil del Frente Amplio, Alejandro Martínez. El edil oriundo de Piriápolis, ofreció un pormenorizado informe de la situación de la cruz, exhibió fotografías que daban testimonio y logró que pocos días después la intendencia clausurara las visitas al lugar hasta tanto un grupo de técnicos evaluara el estado de la estructura. Tas ello, se realizaron trabajos de mantenimiento, pero no fueron suficientes ni duraderos en el tiempo.
"Observando más técnicamente la cruz vemos daños estructurales, como hierros a la vista en muy mal estado, e incluso en partes críticas como en los soportes de los grandes brazos de 14 metros de largo, que tienen una capacidad de hasta 20 personas sentadas cada uno, situación que entiendo que en caso de ser necesario en épocas de mucha afluencia de turismo, tendría que regularse la entrada de personas", afirmó el edil en los primeros días del mes de julio de 2006.
Respecto a la escalera caracol --de unos 30 metros de altura--, que lleva hasta los brazos, aseguró que "también está deteriorada a pesar de que se ven intentos fallidos anteriores para proteger el hierro con pintura y mortero de arena y cemento.
Al llegar a los brazos seguimos encontrándonos con el feo aspecto de las pintadas en las paredes, pero la parte más preocupante de la estructura es aquí donde la podemos apreciar de cerca, partes de hormigón faltante que dejan a la vista el hierro en muy alto estado de oxidación y en algunas zonas hierro inexistente", además, "se ven grietas en el suelo y techo de estas galerías panorámicas, pero lo que más me preocupó fue la acumulación de agua en el brazo Este, como si estuviera quebrándose a la altura de los soportes inferiores", agregaba.
Histórica y turística
Alejandro Martínez (hoy electo concejal para el municipio de Piriápolis), lamentaba en su exposición, que la situación que constatara no haya sido antes atendida, habida cuenta de que el lugar se constituye en un mirador espectacular del Este uruguayo, desde donde se puede observar el balneario de Piriápolis y el mar -al Sur-, la ciudad de Pan de Azúcar y las sierras de las Animas -al Norte-, al igual que con buen tiempo, Punta del Este y la isla Gorriti -al Este-.
“Este es un paseo imperdible para los visitantes, como es la estatua de la Libertad en Nueva York con mirador panorámico; el nuevo cristo de Camboriú, que tiene un haz de luz que ilumina la ciudad, y lo identifica como un centro atractivo para los visitantes y turistas por las noches. Otro ejemplo es el Cristo Redentor del Cerro Corcovado en Río de Janeiro, obra más comparativa por haberse realizado con el mismo motivo y en el mismo año (1933), este ha sido mucho más conservado y auspiciado por el país, convirtiéndose en símbolo representativo de Brasil a nivel internacional", agregaba.
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